viernes, 5 de agosto de 2016

Cantabria infinita




Aquí tenemos una imagen de la ría de San Vicente de la Barquera, en Cantabria. Tierra enigmática ante todo y acogedora hasta en lo agreste de su costa. Montañas verdes modeladas por el tiempo y protegidas por las alturas de los Picos de Europa que custodian el horizonte sur de las tierras norteñas bañadas, por el siempre alborotado, Mar Cantábrico. Es la fusión del verde con lo azul del mar. Es el contraste en temperatura, paisaje y humedad. Son las mareas que dejan ver una vez al día inmensos arenales salpicados por rocas, y que con la pleamar se volverán a hundir ante la impetuosa belleza de los atardeceres reflejados en la nieve de los Montes Vascos divisados e inamovibles sobre la bahía de Santander.

Cantabria son calles empedradas, observadas en su bella altanería por balcones engalanados con multitud de detalles tallados directamente sobre madera. Es el murmullo del agua salpicando y modelando una sufrida piedra que ha aguantado, gota a gota, el inexorable paso del tiempo sobre su mineral cuerpo. 

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